Sabemos que el ejercicio terapéutico tiene potenciales
beneficios en pacientes con dolor lumbar crónico, en algunas revisiones de la
literatura como la de Ebadi S et al. 2014, Furlan AD et al. 2002 o la de French SD
et al. 2006, se ha observado que las terapias
pasivas como los ultrasonidos, el calor, el frío o la masoterapia en ausencia
de tratamiento activo han sido inefectivas en la mejoría del paciente. Por otro
lado, se ha visto que terapias basadas en el ejercicio han sido más efectivas
que los tratamientos sin ejercicio.
Sin embargo, en estas revisiones no se ha podido observar
cual es el tipo o tipos de ejercicio más efectivo para alcanzar los objetivos
propuestos para el paciente. En el metaanálisis de Patrick J Owen y colaboradores
en 2019, se realiza un análisis de la literatura disponible para valorar cuál o
cuáles son los mejores ejercicios para disminuir la intensidad de dolor,
mejorar la función del paciente, mejorar su salud mental y aumentar la fuerza
de la musculatura del tronco.
Del global de los 89 estudios incluídos en el metaanálisis,
70 de ellos valoraron la intensidad de dolor, se observó que todo tipo
de ejercicios eran capaces de reducir esta medida comparados con el control
(Hands-off), sin embargo, los ejercicios que más efectividad tuvieron en este
aspecto fueron el pilates, el ejercicio aeróbico y los ejercicios de control
motor. Por lo tanto, se propone elegir uno de estos tipos de terapia en función
de las preferencias del paciente, sus características o su capacidad de
adherencia al tratamiento.
Para observar la evolución en la función del paciente
se incluyeron 63 estudios, que tuvieron en cuenta el Ostwestry Disability Index
y se observó que cualquier terapia activa era capaz de mejorar la función excepto
los ejercicios McKenzie y los estiramientos. Los ejercicios de control motor y
de fuerza fueron los más efectivos en este aspecto comparados con el control.
El dolor lumbar crónico se ha relacionado con alteraciones
en la salud mental de los pacientes como la depresión o la ansiedad.
Solo 16 estudios incluyeron esta medida, concluyendo que tanto el ejercicio
aeróbico como el ejercicio de fuerza mejoraban la salud mental de los pacientes
con dolor lumbar crónico.
La falta de fuerza de los músculos del tronco es un
factor de riesgo para desarrollar dolor lumbar, sin embargo, en esta revisión
solo se incluyeron 4 estudios que tuvieron en cuenta esta medida. En estos
estudios, se propone que los ejercicios de fuerza y de control motor podrían
mejorar la fuerza de esta musculatura, pero no se obtuvieron resultados
estadísticamente significativos con respecto a los controles. Se concluyó que
no había suficientes estudios y estos eran de calidad baja para establecer una
relación entre el ejercicio y el aumento de la fuerza en los músculos del
tronco.
Como conclusiones podemos decir que los estiramientos y los
ejercicios de McKenzie no fueron muy diferentes al control (No intervención)
para la mejora del dolor y la función. En segundo lugar,
para reducir la intensidad de dolor, es más efectivo utilizar ejercicios sin
cargas como el control motor, ejercicio aeróbico o el pilates. Sin embargo,
para mejorar la función, los ejercicios de fuerza o de control motor son los
más efectivos. Por último, para mejorar los aspectos psicológicos asociados al
dolor lumbar crónico el ejercicio aeróbico y de fuerza pueden ser las mejores
elecciones.
Cualquier ejercicio con una mínima intensidad tiene efectos
positivos sobre el dolor, los factores psicológicos o la funcionalidad de los
pacientes, sin embargo cada tipo de ejercicio puede incidir más o menos sobre
cada una de estas variables.
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