SESGOS EN FISIOTERAPIA

Habitualmente solemos pensar que cuando tomamos decisiones en nuestra vida diaria, lo hacemos de manera objetiva y racional, sin embargo, ni en la vida diaria ni en Fisioterapia esto es así.

En los años 70  Kahneman y Tversky desarrollaron la una teoría a través de la cual pretendían comprender cuales eran los mecanismos de nuestro cerebro para la toma de decisiones. Descubrieron que tomamos decisiones en tres posibles situaciones: Bajo certeza, bajo ignorancia y bajo incertidumbre. En las ciencias de la salud, y en nuestro caso, en Fisioterapia, siempre nos vamos a mover en la toma de decisiones bajo incertidumbre, ya que NUNCA vamos a poder estar seguros al 100% de si nuestras hipótesis diagnósticas y nuestros tratamientos son correctos.

Cuando tomamos decisiones, podemos hacerlo mediante dos sistemas:

El sistema 1 que implica menos esfuerzo y es más rápido, pero usando este sistema somos muy susceptibles a cometer errores. Kahneman y Tversky afirman que en estos casos, la toma de decisiones podrá venir sesgada por: El conocimiento parcial de los hechos, nuestra experiencia y nuestras suposiciones. Este sistema es el que utilizamos cuando un paciente empieza a relatarnos unos hechos y de repente pensamos en una hipótesis diagnóstica.

El sistema 2 que implica mucho más esfuerzo, es más lento, reflexivo y analítico. Este sistema nos permite llegar a conclusiones más certeras pero debe ser entrenado. Este sistema es el que se utiliza cuando aplicamos el razonamiento clínico para llegar a un diagnóstico.

Ambos sistemas son utilizados en Fisioterapia y ambos tienen su utilidad. Sabemos que el sistema 1 puede ser más susceptible de cometer errores, aunque también se pueden cometer usando el Sistema 2, por lo tanto, debemos tener en cuenta cuales son los posibles sesgos y errores más frecuentes que solemos cometer cuando tomamos decisiones.


SESGO DE CONFIRMACIÓN: Es la tendencia a confirmar una hipótesis ya formada dando mucho valor a aquellos hechos que justifiquen nuestra postura y obviando aquellos que justifiquen otras hipótesis. Por ejemplo, si hemos formado una hipótesis de que nuestro paciente tiene un problema neural, daremos mucha más importancia a aquellos signos y síntomas que se correlacionen con esta patología (Como parestesias, hormigueos, dolor nocturno...) sin embargo daremos mucho menos peso a aquellos que vayan en contra de nuestro planteamiento. Todos alguna vez hemos visto en un paciente lo que queríamos ver, ya sea por nuestras preferencias o por nuestra comodidad aplicando unas u otras terapias. Debemos asegurar de que damos una importancia similar a todos los signos y síntomas que registramos en el paciente, no solo aquellos que justifican nuestra hipótesis, para ello deberemos intentar falsar continuamente nuestro diagnóstico durante la valoración y establecer un diagnóstico diferencial.

SESGO DE EXCESO DE CONFIANZA: Es la sobreestimación de la seguridad con la que los sujetos toman sus decisiones. La confianza subjetiva en un juicio no refleja la probabilidad de que este sea correcto. El hecho de tener experiencia clínica es algo importante, pero el hecho de tener experiencia también puede llevar a cometer errores por el ego que esto supone. El hecho de que tengamos más experiencia no nos convierte en seres infalibles, el ego es un elemento a evitar en la clínica.

EFECTO PRIMADO: La exposición a determinados estímulos influye en las respuestas posteriores. Por ejemplo, si el fin de semana acudimos a un curso de control motor para el tratamiento de las patologías de hombro, seguramente nuestro próximo paciente con dolor de hombro lo abordaremos mediante un tratamiento con control motor. Del mismo modo, si recientemente hemos leído un artículo que decía que el entrenamiento de la fuerza del cuádriceps mejora el dolor lumbar, tenderemos a aplicar este tipo de intervenciones a nuestros pacientes con dolor lumbar. Debemos ser conscientes de este sesgo e intentar evitar que marque toda nuestra práctica clínica.

LA NAVAJA DE OCKHAM: En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable. Sin embargo, en Fisioterapia tendemos a obviar este principio, tendemos a buscar siempre patologías o disfunciones diferentes a las que han encontrado otros profesionales o buscamos relaciones extrañas entre la patología y la alimentación o con el sistema fascial, pero en la mayoría de los casos, el diagnóstico más sencillo suele ser el más probable.

Conocer los sesgos que interfieren en nuestro razonamiento clínico es fundamental para  minimizar la probabilidad de cometer errores.


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