¿QUE DIFERENCIA A LA CIENCIA DE LA PSEUDOCIENCIA?

Una pseudociencia es una afirmación, creencia o práctica que se plantea como científica, pero es incompatible con el método científico.  

En el mundo actual nos vemos rodeados de pseudoterapias y prácticas que se desarrollan fuera del ámbito científico. No solo nos referimos a la homeopatía, ciertos sectores de la osteopatía o la acupuntura, sino que también hay pseudociencia dentro de la medicina, dentro de la fisioterapia y dentro de todas las disciplinas sanitarias. Esto ocurre en el momento en el que se siguen enseñando y aplicando terapias y tratamientos que la ciencia ha descartado rotundamente.  

Presentamos 5 características comunes a las prácticas pseudocientíficas: 

FALACIA "AD POPULUM"

Este argumento es usado habitualmente por las pseudociencias para sustentar que la práctica que realizan es válida. Se trata de afirmar que el uso de una terapia es válido y efectivo porque lo ha usado/aplicado una parte X de la población. Por ejemplo, “La Homeopatía está extendida en todo el mundo, ya que se utiliza en más de 80 países, con 300 millones de pacientes y alrededor de 248.400 médicos la integran en sus consultas”. Que algo lo use o aplique mucha gente no significa que sea ni bueno ni válido, en la edad media a todo el mundo que tenía migrañas se le aplicaba una terapia basada en golpear la cabeza con un martillo, sería absurdo pensar que solo por el hecho de que lo hacía todo el mundo, era una terapia efectiva. 
  
FALACIA DE LA AUTORIDAD 

Este argumento clásico hace referencia a que se dé por válida una técnica/terapia por el hecho de que la aplique alguien con estudios académicos, títulos o un reconocimiento de cualquier tipo. Que una terapia sea válida dependerá de si está sustentada o no por el método científico no por si lo dice un “experto”, de hecho, en la pirámide de la evidencia, la opinión de los expertos se encuentra en la base, es decir, lo que opine una persona, por muchos títulos y reconocimiento social que tenga, importa bastante poco. 
  


TESTIMONIOS VS EVIDENCIAS CIENTÍFICAS

Una práctica basada en la ciencia se desarrolla en base a hipótesis validadas mediante experimentación. Cuando un fármaco sale al mercado, ha pasado gran cantidad de pruebas para demostrar que es efectivo para producir un efecto biológico determinado, lo mismo pasa en fisioterapia, el ejercicio terapéutico ha sido sometido a pruebas para demostrar la hipótesis de que es efectivo para mejorar el dolor crónico. Una pseudoterapia no se basa en pruebas científicas, sino en testimonios, por ejemplo, “El cuñado de mi tía abuela me dijo que le fue muy bien que le recolocasen las vértebras, le quitó el dolor para siempre”, un testimonio no tiene ninguna validez científica, que al cuñado de tu tía abuela le haya “venido muy bien” algo no lo avala para ser usado como terapia, deberá ser sometido al método científico. 

NO HAY ESPÍRITU CRÍTICO NI DE EVOLUCIÓN

Una característica fundamental de alguien que aplica la ciencia en su práctica clínica es que cualquier intervención está sometida a revisión, es decir, que una terapia que hoy en día está sustentada por la ciencia, dentro de 5 años puede no estarlo o puede desarrollarse otra intervención más efectiva. Una persona con espíritu crítico deberá cambiar su práctica clínica cuando sea necesario, esto no es en absoluto algo negativo, es necesario para evolucionar y mejorar como profesionales. Las prácticas pseudocientíficas, siguen ancladas en ideas del pasado, aunque estas ideas ya hayan sido refutadas por la ciencia. 

NO TIENEN PLAUSIBILIDAD BIOLÓGICA

El conocimiento biológico disponible debe explicar de manera lógica el efecto de un elemento. Se sabe que las suturas craneales son articulaciones que en se fusionan parcial o totalmente en la edad adulta, aplicar una terapia que dice que modificando la posición de estos huesos mejora el fluir del líquido cefalorraquídeo, es ir en contra de las bases de la biología. Las proteínas que consumimos se degradan en nuestro organismo en forma de aminoácidos esenciales y estos se distribuyen por nuestro cuerpo según las necesidades, consumir colágeno para mejorar la cantidad de cartílago en la rodilla es equiparable a comer cerebros para mejorar nuestra inteligencia. 
  


Cuando tu fisioterapeuta te manipula L4 diciéndote que va a cambiar tu posición vertebral y de esta manera mejorarás tu distribución de cargas solucionando así tu problema del dedo gordo del pie, y que además tienes que ir a su consulta una vez al mes para volver a recolocar esta posición, por mucho que esta persona tenga un título universitario de fisioterapeuta, está haciendo pseudociencia.  

Cuando tu médico te receta cartílago de tiburón para tu artrosis de rodilla ya que de esta manera se regenerará tu cartílago mientras te dice que no hagas esfuerzos o acabarás en una silla de ruedas, también está haciendo pseudociencia. 

Desde las ciencias de la salud, enseguida enarbolamos la bandera de la ciencia cuando vemos el auge de las “terapias alternativas”, pero, ¿Nos hemos parado a pensar que hacemos en nuestra práctica clínica? Es igual de pseudocientífico un curandero recetando medicamentos homeopáticos que un fisioterapeuta moviendo el esfenoides para mejorar la respiración craneo-sacra.
  
Por eso, la pseudociencia depende de tu práctica clínica no del título que tengas.  Sé crítico con todo, con lo que ves, con lo que lees, pero sobre todo con lo que haces.  

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