¿PARA QUE SIRVE LA PERCEPCIÓN DE ESFUERZO?


Existen multitud de marcadores fisiológicos que han sido usados de manera clásica para medir la intensidad del ejercicio, como la frecuencia cardíaca, el consumo máximo de oxígeno, el lactato, la frecuencia respiratoria... Aunque medirlos tiene un coste elevado. Chen MJ, et al 2002.

Todos ellos son útiles para cuantificar la intensidad del ejercicio, pero, cuando una persona detiene una actividad física determinada porque ha llegado a la extenuación ¿Porqué lo hace? ¿Es porque su frecuencia cardíaca ha aumentado hasta su máximo? ¿Por que su frecuencia respiratoria ha llegado al límite?... NO, una persona detiene su actividad física porque su percepción de esfuerzo es máxima.

De hecho, Samuele M. Marcora y colaboradores, en 2010 realizaron un interesante estudio en el que se pidió a unos ciclistas que pedaleasen todo lo que pudiesen hasta su extenuación (Hubo premios en metálico para asegurar que hubiese una motivación de por medio), cuando llegaron a su supuesto límite se les pidió que inmediatamente realizasen un sprint a tope. Lo curioso fue que estos ciclistas aún pudieron desarrollar mas de 700 vatios de potencia de media en ese sprint. Si realmente hubieran llegado a su límite fisiológico ¿Cómo puede ser que sean capaces de desarrollar aún mas potencia?

La explicación radica en que es la percepción subjetiva del esfuerzo por parte del individuo la que marca la diferencia en la realización de la actividad física y no tanto los parámetros de frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria etc.

Nuestra mente genera fatiga, cansancio y múltiples sensaciones desagradables en función de la información que le llega desde el organismo. La fatiga, el cansancio y las sensaciones desagradables que se generan cuando llegamos a la extenuación nos protegen de los posibles daños estructurales que podrían crearse si continuásemos aumentando la intensidad del ejercicio, se trata de un mecanismo evolutivo de protección.

La percepción de esfuerzo (RPE) se considera una configuración de sensaciones como tensión, dolor y fatiga que vincula el sistema cardiovascular y pulmonar durante el ejercicio. También se puede definir como la sensación consciente de como de dura es una tarea. A medida que va aumentando la intensidad del ejercicio, también aumenta de manera consecuente la percepción de esfuerzo, es decir, ambas variables siguen una progresión lineal similar, por lo tanto, podemos usar la percepción del esfuerzo para evaluar y pautar la intensidad del ejercicio. La escala actualmente más extendida es la escala de Borg modificada del 0 al 10, originalmente era del 6 al 20 con el fin de correlacionarla con la frecuencia cardíaca. Ambas escalas son intercambiables y equivalentes. Blaine E. Arney et al, 2019.


Resultado de imagen de esfuerzo percibido

En la revisión de Shinichiro M. et al 2019, recomiendan usar la RPE como medida de programación de protocolos de mejora de la fuerza y de otras capacidades físicas, es una medida útil y sencilla de pautar y evaluar el ejercicio. No es necesario evaluar otras variables más complejas para realizar una planificación correcta del ejercicio.


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